Los Juegos de Río pueden ser los últimos en el modelo de megaevento con altísimos costos.
La tendencia para las próximas ediciones es la de contar con estructuras más pequeñas, asequibles y sostenibles, según Lamartine Pereira da Costa, investigador de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, experto en temas relacionados con el deporte y miembro de la junta consultiva de la Universidad Internacional Olímpica Rusa.
“Se decidió, en la Agenda 2020 del Comité Olímpico Internacional, publicada en 2014, que ya no se acepta algo así. Estos son los últimos juegos gigantescos”, dijo el profesor durante una conferencia sobre el futuro del evento, en Río.
Según Costa, eventos deportivos de gran magnitud ya no son sostenibles desde un punto de vista financiero, porque requieren mucha inversión y son deficitarios.
“Es una cuestión de sostenibilidad. Cuando se hace algo muy grande, eso comienza a perder el sentido económico, social, cultural”, indicó.
El investigador puso como ejemplo los tres últimos Juegos Olímpicos, que dejaron desequilibrios financieros y arenas deportivas sin uso. “Atenas, Londres y Pekín fueron gigantes. Eso se agotó. Ha ido ya demasiado lejos. La Agenda 2020 ya no lo admite.”
Costa citó el caso del velódromo. “No sirve para nada. Para Río de Janeiro, tampoco para Brasil. Costó US$ 62 millones. Es una gran pérdida”, dijo.
También planteó la posibilidad de que los próximos Juegos se hagan en más de una ciudad a la vez. “Se acabó la tradición que viene desde Coubertin. Ya no habrá todo concentrado. Puede estar en más de un país”, dijo el investigador.