La democracia brasileña sigue asediada por falsos mitos y nuevos caballos de Troya que conspiran contra la voluntad popular.

El plan de amnistía ha entrado en reversa y los seguidores del “führer” brasileño ven a Bolsonaro, cobarde, pidiendo un indulto que no llegará.

Hay muchos ganadores. El primer éxito pertenece a la democracia; el segundo, a Lula y a todas las instituciones que apoyaron el Estado democrático de derecho.

A punto de ser derribado en las urnas, Bolsonaro mintió para convertir las elecciones en un “salón” para bandidos golpistas, pero fue derribado y abandonado.

"La descripción de Arthur Rimbaud en la obra 'Una temporada en el infierno' resume la masa macabra del bolsonarismo, entonando una yihad satánica", señala.

"El fraude en las elecciones brasileñas existe y no está en las urnas. El fraude se llama Jair Bolsonaro", afirma el periodista Weiller Diniz.

Los mayores ganadores de las elecciones fueron la democracia y el voto electrónico. El resultado final de este juego de democracia contra tiranía está en manos de la afición.

"El país enterró a más de 685 brasileños ante las burlas de Bolsonaro. Ha llegado el momento de que entierre a sus cómplices en fosas poco profundas", señala.

«La distancia entre la luz amarilla de septiembre y la luz roja de octubre es corta. Acostumbrados a conspirar en la oscuridad, serán derrotados a la luz del día», afirma Weiller Diniz.

Más letal, más deshonesto, más mentiroso que Bernie Madoff y tan sepulcral como Hitler, Bolsonaro construyó las pirámides de la muerte, la mentira, entre otras.

«La democracia siempre aplaudirá a quienes unen fuerzas contra los tiranos. Ciro ataca incluso a quienes intentan levantarlo del suelo», afirma Weiller Diniz.