El gobierno de Trump está preparando una acción militar con la mirada puesta en el petróleo venezolano.
Según The New York Times, el gobierno de Trump está movilizando tropas en el Caribe y evaluando una ofensiva contra Nicolás Maduro.
247 - Según informes de la prensa estadounidense, el gobierno de Trump está preparando una acción militar para derrocar a Nicolás Maduro y apoderarse del petróleo venezolano. El presidente, presionado por sus principales asesores, afirmó creer que los días de Maduro están contados y que tropas y buques estadounidenses ya se encuentran desplegados en el Caribe.
El presidente Trump, del Partido Republicano, indicó en una entrevista el martes (4) que está considerando opciones militares. La operación, de ser autorizada, incluiría ataques contra las unidades que protegen a Maduro e incluso la toma de campos petroleros venezolanos, según funcionarios citados por The New York Times.
El círculo íntimo de la Casa Blanca, liderado por el secretario de Estado Marco Rubio y Stephen Miller, presiona para la destitución de Maduro con el pretexto de combatir el narcoterrorismo. La Casa Blanca intenta crear un marco legal para clasificar al líder venezolano como objetivo militar, eludiendo así la necesidad de autorización del Congreso estadounidense para la guerra.
El refuerzo militar estadounidense en el Caribe incluye aproximadamente 10 soldados distribuidos en buques y bases en Puerto Rico, además de bombarderos estratégicos enviados para ejercicios cerca de territorio venezolano. Se espera que el portaaviones Gerald R. Ford, el más grande de la flota estadounidense, aumente la presión a mediados de mes.
El núcleo duro trumpista admite tres líneas de acción: bombardeos contra bases militares venezolanas, una incursión de fuerzas especiales para capturar o matar a Maduro, u ocupación de aeropuertos y zonas de producción petrolera. Esta última opción se considera la más arriesgada, con un alto riesgo para la población civil y las tropas estadounidenses.
El petróleo es fundamental para Trump, quien ve el control de las mayores reservas del mundo como una concesión estratégica para Estados Unidos. Maduro, a su vez, intentó ofrecer concesiones a las empresas estadounidenses, incluyendo una participación dominante en proyectos petroleros y auríferos, pero Trump se negó en octubre pasado.
Chevron continúa operando en Venezuela bajo una licencia específica. En caso de la caída de Maduro y la liberalización económica, sería la empresa más beneficiada por las inversiones en los recursos energéticos del país.
Los poderes militar y jurídico del gobierno estadounidense siguen debatiendo las justificaciones para posibles asesinatos selectivos y operaciones de derrocamiento gubernamental, un tema delicado debido a restricciones legales internas. Trump citó el precedente del ataque contra el general iraní Qassem Soleimani en 2020.
La ofensiva diplomático-militar se desarrolla bajo la bandera de la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, los críticos argumentan que la verdadera motivación reside en intereses económicos y geopolíticos, con un fuerte componente energético y ambiciones de control regional.
La escalada militar en zonas urbanas, como Caracas, genera preocupación humanitaria. Los expertos temen un alto costo en vidas civiles si las tropas estadounidenses avanzan. Incluso los aliados de Trump señalan que llegó al poder prometiendo acabar con las "guerras interminables", no abrir nuevos frentes militares.
Este escenario pone de manifiesto las debilidades de una política exterior basada en la fuerza bruta y la retórica agresiva. Cuando la democracia se convierte en pretexto para la intervención militar, es el pueblo quien paga las consecuencias, especialmente los pobres de nuestros vecinos latinoamericanos.
La crisis venezolana exige diálogo y soberanía, no ocupación ni saqueo. Para seguir la evolución geopolítica tras bambalinas y sus repercusiones en Brasil y el Cono Sur, continúe leyendo el blog de Esmael.
*Este es un artículo de opinión, responsabilidad del autor, y no refleja la opinión de Brasil 247.
