Avatar de Emir Sader

emir sader

Columnista del diario 247, Emir Sader es uno de los principales sociólogos y politólogos brasileños.

928 Artículos

INICIO > blog

Paraísos fiscales, los burdeles del capitalismo.

El número de paraísos fiscales se disparó con la desregulación financiera promovida por el neoliberalismo.

Billete de dólar (Foto: THOMAS WHITE / REUTERS)

Los paraísos fiscales son una especie de burdel del capitalismo, que contribuyen decisivamente al proceso de acumulación de capital. Pequeños países alquilan su soberanía a procesos de especulación financiera que no pagan los impuestos que pagarían en sus países de origen. Recaudan y blanquean millones de dólares procedentes de negocios como el tráfico de armas, el narcotráfico y otras actividades similares.

Los paraísos fiscales —de los que se estima que existen entre 60 y 90 en todo el mundo— son microterritorios o estados con leyes fiscales laxas o incluso inexistentes. Una de sus características comunes es la práctica de recibir flujos de capital ilimitados y anónimos.

Su funcionamiento es sencillo: varios bancos reciben dinero de todo el mundo y de cualquier persona, con costes bancarios bajos en comparación con las medias que cobran otros bancos en otros lugares.

Desempeñan un papel fundamental en el mundo de las finanzas sumergidas, es decir, el capital procedente de actividades ilícitas y delictivas. Mafias y políticos corruptos frecuentan estos territorios. Según el FMI, el blanqueo de capitales representa entre el 2 % y el 5 % del PIB mundial, y la mitad de los flujos de capital transitan por estos estados o se encuentran en ellos. Entre 600.000 millones y 1,5 billones de dólares de dinero sucio circulan allí.

El número de paraísos fiscales se disparó con la desregulación financiera impulsada por el neoliberalismo. Las innovaciones tecnológicas y la constante invención de nuevos productos financieros, que escapan a toda regulación, aceleraron este fenómeno.

Un ministro de Economía suizo —Suiza alberga algunos de los paraísos fiscales más grandes y conocidos— declaró recientemente, defendiendo el secreto bancario como clave para su funcionamiento: «Para nosotros, esto refleja una concepción filosófica de la relación entre el Estado y los individuos». Añadió que las cuentas secretas representan el 11% del valor agregado bruto creado en Suiza.

En un país como Liechtenstein, el tipo máximo del impuesto sobre la renta es del 18%, y el impuesto sobre el patrimonio es inferior al 0,1%. Se especializa en la gestión de sociedades holding y en la tramitación de transferencias o depósitos bancarios.

Una sociedad sin secreto bancario, donde todos supieran cuánto ganan los demás, podría llamarse paraíso. Pero es todo lo contrario, porque son refugios para capitales ilícitos, procedentes de todo tipo de actividades clandestinas.

Existen, son conocidas, casi nadie se atreve a defenderlas, pero existen, sobreviven y se expanden, porque son como burdeles: ilegales, pero indispensables para la supervivencia de instituciones fallidas, que encuentran en estos espacios los complementos esenciales para su existencia.

*Este es un artículo de opinión, responsabilidad del autor, y no refleja la opinión de Brasil 247.

Artigos Relacionados